El primer paso es preparar el terreno para la siembra, en donde se afloja la tierra y se realizan bordes en donde se colocará posteriormente la planta.
Generalmente la planta se produce en vivero, se siembra una semilla en charolas con cavidades para que se desarrolle una planta de papayo.
Una vez lista la planta se traslada al huerto donde se llevará a cabo la producción.
Los contenedores y las plántulas deben de manejarse con sumo cuidado ya que su sistema radical y el área foliar son muy frágiles y pueden sufrir daños mecánicos en el transporte, así como por efectos del sol, viento y humedad.
Lo más común es el transportar los contenedores en cajas de plástico, cubriéndose con plástico o manta para protegerlas.
Se colocan entre 3 y 4 plantas por cada espacio para poder asegurar más adelante un porcentaje alto de hermafroditas.
La plantación se debe hacer a una distancia de entre 1 y 2 metros entre planta y planta y de 2.5 a 3.5 metros entre surcos.
Las plantas se siembran de manera manual y que el tallo no quede entre la tierra para que este no se pudra.
Se aconseja que una vez realizada la siembra se realice la primera aplicación de fertilizante para que la planta se adapte lo más rápido posible a sus nuevas condiciones.
En muchas ocasiones la plántula no logra adaptarse al cambio drástico del vivero al huerto, es por ello que después de los 4 a 7 días de realizar el trasplante, las posiciones donde esta actividad fracasó, se debe colocar otra planta, para no desperdiciar área disponible para el cultivo, es por lo que el cálculo de la semilla a sembrar siempre debe ser un 5 a 10% más de lo requerido.
Es una práctica que se lleva a cabo entre los primeros 30 a 45 días después de haber realizado el trasplante, es una actividad común que tiene por objeto seleccionar el porcentaje de plantas hermafroditas y/o hembras que se desea tener. Para esta práctica se deben considerar los aspectos propios de la región donde se produce y los requerimientos del mercado.
Las hierbas no deseables en el cultivo, compiten por nutrientes, agua y luz, son hospederas de plagas y enfermedades, especialmente de áfidos que son transmisores de enfermedades como el virus, es por ello que es importante realizar controles de maleza en toda la huerta.
La cosecha se debe hacer con extremo cuidado implementando todas las medidas de inocuidad que marca la autoridad sanitaria y utilizando guantes engomados, se debe evitar dañar a la planta arrancando el pedúnculo y no lastimar el fruto ya que los daños mecánicos pueden ser una vía de entrada para patógenos. Las frutas que presentan daños son desechadas.